La adaptación de la alimentación en el paciente oncológico en función de la fase en la que se encuentre su enfermedad y tratamiento, permite asegurar un buen estado nutricional. Si el paciente está bien nutrido habrá menos riesgo de desnutrición, su sistema inmunológico estará más fuerte y habrá mayor eficacia en los tratamientos.
Los aspectos más importantes a tener en cuenta para llevar a cabo un plan nutricional personalizado son: el tipo de tumor y su estadiaje, las características propias de cada paciente y los efectos secundarios que sufra derivados del tratamiento a seguir.
Debemos tener en cuenta que cada tumor es diferente, así no es lo mismo un tumor localizado en el tracto digestivo que un tumor de mama, por ejemplo. También, hay que contemplar que cada paciente es diferente en cuanto a gustos, edad, sexo … Y por último valorar que los tratamientos no producen los mismos efectos secundarios a todas las personas.
Mejorar o mantener el estado nutricional del paciente adaptando su alimentación a los efectos adversos tanto a corto como a largo plazo es el objetivo principal de la personalización dietética oncológica. Así pues, un paciente con cáncer de mama, tomando tratamiento hormonal deberá focalizarse en evitar acumular grasa abdominal, además de adaptar su alimentación a los efectos osteomusculares que dicho tratamiento le puede producir. En cambio, si se trata de un paciente con algún tipo de cáncer digestivo, la atención deberá ponerse en evitar la pérdida de peso/músculo o tratar la posible disbiosis intestinal que el tratamiento le puede producir.
Para elaborar un plan nutricional se debe obtener la máxima información posible sobre el paciente y su enfermedad a través de la historia clínica, estudio dietético-nutricional, además de conocer sus hábitos y estilo de vida. Con esta información, se establecen los objetivos a trabajar con el paciente (principal y secundarios), además de corregirse los posibles errores observados. Algunos de los aspectos a incluir serán: técnicas culinarias adecuadas, recomendaciones para aplicar el día anterior/día de la sesión de tratamiento como quimioterapia, menús, recetas, elaboración de suplementos caseros, técnicas de enriquecimiento de las ingestas, etc.
El paciente oncológico es un paciente muy especial, ya que es el que cuenta con mayor riesgo de malnutrición, tanto por déficit como por exceso de energía. La pérdida de peso y de músculo, así como la ganancia de grasa pueden tener consecuencias sobre su enfermedad, calidad de vida y supervivencia.
A continuación, se detallan algunas de las razones por las cuales es importante un plan de alimentación correcto en este tipo de paciente:
- Prevención de la malnutrición. La malnutrición es una complicación común de esta enfermedad y puede afectar negativamente a la capacidad del cuerpo para ayudar a combatirla. Una alimentación adecuada puede prevenir la desnutrición, mantener la fuerza y la energía del cuerpo durante el tratamiento oncológico.
- Mantenimiento del peso estable. La pérdida de peso es común en estos pacientes, lo que puede debilitar el cuerpo y disminuir la capacidad de respuesta a los tratamientos. Una alimentación adecuada puede ayudar a mantener un peso saludable, evitando la ganancia de grasa abdominal como ocurre en algunos tipos de tumores asociados a tratamientos hormonales que conllevan riesgo de pérdida de eficacia, así como riesgo de recaídas en la enfermedad.
- Fortalecimiento del sistema inmune. Una dieta adecuada puede ayudar a fortalecer el sistema inmunológico, que suele verse debilitado durante el tratamiento.
- Mejora de la cicatrización de heridas. La cirugía es un tratamiento habitual en el tratamiento oncológico. Un aporte adecuado de proteínas, puede ayudar a acelerar el proceso de cicatrización, reducir el dolor y la incomodidad asociada a la cirugía.
- Reducción de los efectos secundarios de los tratamientos. Los tratamientos aplicados en la enfermedad oncológica a menudo causan efectos secundarios como náuseas, vómitos, diarrea, pérdida de apetito, obesidad, disbiosis, estomatitis, xerostomía, estreñimiento, disfagia, etc. Una alimentación adecuada y adaptada puede ayudar a reducir estos efectos secundarios y mejorar la calidad de vida del paciente durante el tratamiento.
Tan importante como la pauta personalizada es el seguimiento de esta. Hay que revisar que se cumplen los objetivos, adaptar el plan a los cambios que puedan aparecer al paciente y a los posibles efectos adversos que puedan surgir. Se debe realizar un control semanal durante un período variable de uno a tres meses.
En resumen, podemos concluir que:
- La enfermedad oncológica y los tratamientos que se usan para tratarla pueden afectar a la capacidad del organismo para obtener los nutrientes que necesita, lo que puede conducir a malnutrición.
- Es muy importante que los pacientes con cáncer tengan una alimentación correcta para mantener la salud y el bienestar tanto físico como emocional durante el tratamiento, mejorando así su calidad de vida.
- La alimentación personalizada es una parte muy importante dentro del proceso de tratamiento de la enfermedad oncológica.
Fuentes:
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