La disfagia, un trastorno de la deglución, conlleva una serie de desafíos que van desde la incomodidad al tragar hasta la imposibilidad de hacerlo. Esta condición no solo puede resultar dolorosa, sino que también puede señalar problemas médicos subyacentes que requieren atención inmediata. Comprender sus síntomas, causas y métodos de diagnóstico es crucial para abordar adecuadamente esta afección.
¿Qué es la disfagia?
La disfagia se define como la dificultad para tragar, lo que implica un retraso o un esfuerzo adicional para que los alimentos y líquidos viajen desde la boca hasta el estómago. Si bien las dificultades ocasionales al tragar no suelen ser motivo de alarma, la persistencia de este problema puede indicar una condición médica seria que necesita tratamiento.
Síntomas y causas de la disfagia
Los síntomas asociados con la disfagia pueden manifestarse de diversas maneras, desde dolor al tragar hasta la sensación de que los alimentos quedan atascados en la garganta. Las causas subyacentes también varían y pueden incluir desde trastornos neurológicos hasta enfermedades como la esclerosis múltiple, el cáncer o la enfermedad por reflujo gastroesofágico.
Tipos de disfagia
La disfagia se clasifica en dos categorías principales: la esofágica y la orofaríngea. La primera se refiere a la sensación de bloqueo o atasco en la garganta o el pecho después de comenzar a tragar, mientras que la segunda dificulta el paso de los alimentos desde la boca hasta la garganta y el esófago, lo que puede llevar a situaciones peligrosas como la neumonía por aspiración.
Factores de riesgo y complicaciones
El envejecimiento y ciertas condiciones médicas, como trastornos neurológicos o del sistema nervioso, se consideran factores de riesgo para la disfagia. Esta condición puede acarrear complicaciones graves, incluyendo malnutrición, neumonía por aspiración e incluso atragantamiento, que puede resultar fatal si no se trata adecuadamente.
Diagnóstico y evaluación
El diagnóstico de la disfagia implica la evaluación de la eficacia y seguridad de la deglución. Se emplean métodos clínicos, como la historia clínica detallada y la exploración física, junto con pruebas complementarias específicas, como la videofluoroscopia y la fibrolaringoscopia, para comprender mejor las dificultades del paciente al tragar.
Método de exploración clínica volumen-viscosidad (MECV-V)
Este método simple y seguro utiliza diferentes volúmenes y viscosidades de bolos alimentarios para evaluar la deglución del paciente. El MECV-V detecta disfunciones en la eficacia y seguridad de la deglución, ayudando a seleccionar la dieta más segura y brindando información vital para pruebas complementarias específicas.
En resumen, la disfagia puede ser una afección compleja con múltiples causas y riesgos potenciales. Identificar sus síntomas, riesgos y métodos de diagnóstico adecuados es esencial para ofrecer un tratamiento efectivo y mejorar la calidad de vida de quienes la padecen. Si experimentas dificultades al tragar de manera persistente, es fundamental buscar atención médica para abordar este problema de manera oportuna y precisa.
Fuente:
Clavé Civit P, García Peris P. Guía de diagnóstico y tratamiento nutricional y rehabilitador de la disfagia orofaríngea. Ed. Glosa, 2011.