Los disruptores endocrinos (DEs) son compuestos químicos que interfieren con la función de las hormonas y pueden tener efectos adversos tanto en la salud humana como en la fauna silvestre. Estos compuestos se encuentran presentes en productos de uso cotidiano como el plástico, los preservativos, los productos para bebés, los cosméticos y/o los pesticidas entre otros.
La exposición a estas sustancias puede tener efectos a largo plazo, como el aumento de la incidencia de tumores en órganos sexuales, mayor frecuencia de abortos, bajo peso al nacer y malformaciones congénitas. También se han observado problemas en el desarrollo del sistema nervioso central, alteración de los niveles de hormonas tiroideas, incremento de trastornos inmunitarios, efectos sobre la relación de sexos, aumento de la obesidad y de la diabetes tipo 2.
Los principales disruptores endocrinos incluyen compuestos industriales como los bifenilos policlorinados (PCBs), dioxinas, pesticidas organoclorados (clorpiritos, metoxicloro, 2,2-bis-(p-clorofenil)-1,1,1-tricloroetano (DDT) y sus metabolitos), fungicidas (vinclozolina), plásticos y plastificantes (bisfenol-A (BPA) y ftalatos), productos farmacéuticos (dietilestilbestrol (DES) e incluido más recientemente, el paracetamol), metales (cadmio, plomo, mercurio, uranio y un metaloide, el arsénico) y compuestos naturales como los fitoestrógenos, tales como la soja, la alfalfa y el trébol.
Las ideas clave relacionadas con los disruptores endocrinos son:
1) Los efectos de los contaminantes pueden ser distintos sobre el embrión, el feto, el organismo perinatal o el adulto.
2) Los efectos se manifiestan con mayor frecuencia en la progenie que en el progenitor expuesto.
3) El momento de la exposición en el organismo en desarrollo es decisivo para determinar el carácter, la gravedad y su evolución.
4) Aunque la exposición crítica tenga lugar durante el desarrollo embrionario, las manifestaciones pueden no ser evidentes hasta la madurez del individuo.
5) Los efectos derivados de los diferentes DEs pueden ser aditivos o incluso sinérgicos.
6) En ocasiones, bajas dosis de DEs pueden ejercer unos efectos contraproducentes mayores que unas dosis elevadas.
Para reducir la exposición a estas sustancias, se recomienda:
- Priorizar el consumo de productos ecológicos.
- Usar materiales inertes como el vidrio en lugar de plástico.
- Usar fibras naturales como el algodón.
- Reducir el consumo de alimentos enlatados y precocinados.
- Leer bien las etiquetas de los cosméticos y productos de limpieza para elegir productos libres de DEs.
- No calentar alimentos en recipientes fabricados con bisfenol A.
- Limitar el consumo de pescado azul de gran tamaño.
- Consumir carnes de animales no expuestos a hormonas, pesticidas y fertilizantes.
- Lavar las manos con frecuencia ya que estamos expuestos a multitud de DEs en nuestro día a día.
- Evitar el uso de insecticidas en la casa y sus alrededores.
- Utilizar productos de higiene libres de parabenos y no abusar de las toallitas higiénicas.
En conclusión, los disruptores endocrinos pueden tener efectos adversos significativos en la salud humana. Estos efectos incluyen alteraciones de la función tiroidea, disminución de la fertilidad, deformidades de nacimiento, anormalidades metabólicas, anormalidades de comportamiento, desmasculinización y feminización, desfeminización y masculinización, alteraciones del sistema inmune, pubertad acelerada, aumento del peso corporal, alteración de la glándula mamaria, alteración del tracto genital femenino, deterioro de la salud reproductiva humana, mayor frecuencia de abortos, bajo peso al nacer y malformaciones congénitas, problemas en el desarrollo del sistema nervioso central, incremento de trastornos inmunitarios, efectos sobre la relación de sexos y aumento en la prevalencia de la obesidad y de la diabetes tipo 2.
Fuente: Pombo M, Castro-Feijóo L, Barreiro J, Cabanas P. Una revisión sobre los disruptores endocrinos y su posible impacto sobre la salud de los humanos. Rev Esp Endocrinol Pediatr 2020; (11) 2.